Yo: ¿Es verdad que me extrañas?, o son las palabras que yo quisiera escuchar.
Él: "Si, te extraño, ¡es verdad! No me gusta decirlo, pues yo no extraño a nadie; no sé sí es bueno o malo. La única persona que siento que me quiere de verdad, y merece la pena extrañarla, sos tú. No creo merecer tanto amor, pero lo acepto, es lo que Dios quiere para mi, y ¿quién soy yo para rechazar, lo que Dios quiere para mi?"
Las cartas que se llevó el viento.
(LPattydB).